Cielos robados
En el dibujo el guerrero cabalga sobre un caballo azul.
Supongo que la primera vez que vi un caballo fue en un western cuando era niño. En aquellas
películas rara vez los indios tenían rostro; eran parte de una naturaleza
hostil, la amenaza permanente de los colonizadores. Los indios eran los
derrotados por la civilización, por el caballo de hierro.
En las reservas algunos nativos crearon dibujos como este. Dejaron
constancia en el papel de una forma de vida, de sus animales y espíritus,
danzas y luchas. ¿Para qué dibujar en circunstancias tan difíciles, cuando se
ha perdido la batalla y eres prisionero en tu propia tierra? Quizás el autor del
dibujo era también el jinete del caballo azul, tal vez mientras dibujaba sentía
que recuperaba la libertad perdida.
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Entre octubre de 2019 y enero de 2020 tuvo
lugar en The Drawing Center, en Nueva York, la exposición “The Pencil is a Key:
Drawings by Incarcerated Artists”. Una selección de obras de distintas épocas y
lugares con el común denominador de haber sido realizadas en condiciones de
ausencia de libertad. Artistas renombrados como Gustave
Courbet o Ruth Asawa y otros anónimos, personas que
comenzaron a dibujar en la cárcel, prisioneros políticos, delincuentes
comunes.
Había en la exposición dibujos de líderes cheyennes como Corazón de Oso y Lobo Aullador, recluidos en
reservas después de la guerra del Río Rojo (1874-75), una campaña del gobierno
de Estados Unidos para dominar a las Naciones de las Llanuras del Sur.
La ilustración de Kandinsky para «Der Blaue Reiter» siempre me pareó un indio.
ResponderEliminarA algunos ilustradores les da respeto dibujar jinetes y caballos. Cuando lo hacen, entran el el imaginario de los sueños.
El dibujo es un caso indudable de plagio inverso: un artista que manifiestamenteha copiado a Jesús desde la paradoja de un tiempo anterior.
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