Brillantinas y otras cosas

Hoy voy a escribir sobre una exposición que vimos en el CDAN unos años atrás. Creo recordar que nos fuimos de excursión algunos de los miembros de este grupo, vimos la expo de Magallanes, alucinamos con sus carteles, fuimos al estudio de Isidro Ferrer y nos tomamos una cervecita con él.

Después de hablar con Teresina, Alberto y Fernando, creo recordar que algunos decidimos quedarnos para ver el CDAN, algo que había olvidado, donde exponía una maravillosa Christiane löhr, lo permanente de lo efímero. Muy conectada con la naturaleza, hace esculturas con semillas, semillas de hiedra y hojas de hierba. Son pequeñas obras de arte de formas perfectas. 

Descubro con sorpresa que aquello no fue para mi algo efímero.  Paseo, miro y recojo hojas, semillas, piedras mientras descubro nuevos nidos de pájaros e intento acercalo a mis ilustraciones...

El caso es que voy a acabar hablando de la brillantina, porque la brillantina es lo más.

Quiero compartir la revelación que tuve hace unos meses de la mano de mi hija Alka y aconsejar a todos tener un bote de brillantina en casa, da igual el color, todas funcionan, para ponernos en la cara, en las manos... yo que sé, donde fuere o fuese.  Hay que dejarla actuar y mirarnos al espejo. Sin duda es una puerta a otra dimensión. Ahí lo dejo.





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